Nuestro cuaderno de bitácora. Ese par de hojas con valor incalculable para nosotros. Vayamos de viaje por 3 meses, como de un amigo a hacer algún trabajo práctico; ¡¡¡que lindo que es dibujar!!! Sentarse en alguna entrada de edificio, plaza, banco, no sentarse. Esa vergüenza temporal que se gratifica cuando tenemos nuestro croquis plasmado en la hoja, y vamos a nuestra casa y lo volvemos a ver.
Y cuando pasamos frente a la obra ratratada, la observamos y nos acordamos nuevamente de lo que dibujamos.
Lo práctico del cuaderno, la naturaleza del dibujo "en vivo", los ruidos, la gente, el típico curioso que se hacerca para ver qué estamos dibujando, cuando hace media hora que estamos parados en frente del único edificio mirándolo fijamente. Pero igual, el señor quiere ver qué estamos haciendo. Bolsito cruzado, un lápiz, y un papel. Y la imaginación empieza. Las paredes/ pisos/ formas se convirten en bloques, los bordes ya son límites con proporciones. Aparece la "fuga". Un poco de goma por si algo sale mal, para algunos. Otros optan por pasarle arriba al original.
Siguen la líneas marcadas, detalles, árboles, texturas y sombras. La figura humana. Tal vez dejemos la expresión y el acabado con alguna técnica para la casa, mientras tomamos unos mates.
Dibujos hiperterminados, o bien borradores. La idea es plasmar al esencia del lugar, lo que nos llamó la atención, para poder verlo y reveerlo para recordar.
Esto es DibujandoArq! y hacemos honor a todos esos cuadernos, cuadernitos, notas, libretitas, que se abren al son del lápiz para hacer nuestros queridos y bien complicados croquis.
Salute y hasta la próxima...
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