Un contexto urbano estático. La monocromía de las edificaciones en blanco y amarillo. La naturaleza que se “quiere meter” y trata de romper con lo homogéneo tímidamente. Y un elemento apaisado, chato y colorido. El impacto que tiene en el medio y la ruptura con el mismo con sutileza.
Pero este pequeño volumen es una Jardín Infantil, y por ellos tiene otro alcance, y otra significación. Como reflejo de las nuevas generaciones ante el pasado, la renovación y la alegría. Así se presenta esta obra. La fuerza renovadora de los nuevos actores de este medio, con ganas de crecer y formarse no “a la vieja escuela” sino con características y particularidades propias de esta vida 2.0.
Un lugar dinámico, propio de la era capitalista y de los shows mediáticos. Es el movimiento al que nos tienen acostumbrados los medios, internet. Y cae bien ver esta obra en ese paisaje. Respetuoso, tranquilo pero gritando. Y nos imaginamos a los niños creciendo, descubriendo, aprehendiendo. Esta es la arquitectura de este siglo. Viva la exaltación. Viva el arte.
Salute y hasta la próxima!!
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