Josep Llinas Carmona diseña para la ciudad. Diseña para el entorno y diseña para el cliente. Siempre consciente de su implantación, o por lo menos así lo demuestra consistentemente en esta serie de obras en Barcelona, toma en cuenta el carácter del tejido, la población, los llenos y los vacíos, las pendientes, las vinculaciones de escalas.
Planteos más sueltos, no se limita a diseñar en base a una grilla en donde despliega el programa azarosamente. La forma parece azarosa, pero no lo es. La implantación parece azarosa, pero tampoco lo es. Porque Carmona diseña a nivel peatón. Es el peatón quien siente y puede criticar en base a lo que vive, y no la famosa vista "a vuelo de pájaro", fría y demasiado objetiva.
Dice que el proceso es de “ida y vuelta” y con mucho fundamento, después de los sucesos en obra que comenta en la conferencia. Siempre dispuesto al cambio de las ideas que dieron origen a la obra, a veces un inconveniente es disparador para algo mejor.
La arquitectura siempre tiene algo de subjetividad, y Llinas Carmona hace buen equilibrio entre usuario, forma, entorno y vista aérea. La arquitectura debe tener, como bien lo dice, “señales de vida” o “señales de pulso”.
Salute y hasta la próxima...
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